¿Sabías que la Luna se aleja de la Tierra?

Cada 22 de abril se celebra el Día de la Tierra y queremos contaros por qué la Luna se aleja de nuestro planeta.

Alejandro Riveiro

Alejandro Riveiro

Cada 22 de abril se celebra el Día de la Tierra y queremos contaros por qué la Luna se aleja de nuestro planeta

Nuestro satélite es una parte muy familiar de nuestro cielo. Pero, ¿sabías que, cada año, la Luna se aleja un poco más de nuestro planeta? En concreto, lo hace a un ritmo de 3,8 centímetros por año. Pero, ¿por qué sucede? ¿qué consecuencias tendrá para el planeta?

Con motivo de la celebración del Día de la Tierra, que tiene lugar el 22 de abril, os queremos contar esta curiosidad en torno a nuestro planeta su satélite.

La Luna siempre se ha estado alejando

Antes de poner la vista en el futuro, echemos un vistazo al pasado de nuestro planeta. En concreto, viajemos a poco tiempo después de que la Tierra y la Luna se formasen. En aquel momento, nuestro satélite se encontraba a sólo 22.500 kilómetros de distancia.

Para que te hagas una idea, los satélites geoestacionarios, que siempre permanecen sobre el mismo punto del planeta, se encuentran a unos 35.750 kilómetros de altura. En aquel momento, un día en la Tierra sólo duraba 5 horas.

Crédito: NASA

El planeta giraba sobre su eje mucho más rápido que en la actualidad. Si movemos ese reloj hacia adelante, hasta hace 350 millones de años, nos encontramos con un escenario diferente, pero con una situación familiar. En aquel momento, en el Carbonífero (la era del Paleozoico previa a la aparición de los dinosaurios), nuestro satélite estaba a 371.100 kilómetros de distancia. O lo que es lo mismo, 13.300 kilómetros más cerca que en la actualidad.

Gracias al registro fósil, sabemos que en aquella época un día en nuestro planeta duraba menos de 23 horas. Es decir, un año se hubiera compuesto de 385 días. Es posible que ya te hayas dado cuenta de la relación. A medida que la Luna se aleja de nuestro planeta, la rotación es cada vez más lenta. De hecho, la Tierra gira más lento y la Luna se aleja. En el futuro, los días seguirán alargando su duración.

Un movimiento que no cesará en mucho tiempo

Eventualmente, en un futuro muy lejano, llegará un momento en el que se alcanzará un equilibrio. En ese momento, un día en la Tierra durará tanto como el tiempo que la Luna tarda en dar una vuelta alrededor del planeta. El único inconveniente es que cuando hablo de un futuro muy lejano, de verdad me refiero a uno tremendamente lejano. Aproximadamente unos 50.000 millones de años. O lo que es lo mismo, casi cuatro veces la edad del universo (13.800 millones de años).

Crédito: NASA

En cualquier caso, está claro qué sucede. Sin embargo, es posible que te estés preguntando ¿por qué? ¿Qué provoca que la Luna se aleje de la Tierra? Tiene que ver con algo a lo que en astronomía llamamos acoplamiento de marea. Nuestro satélite ya está acoplado. Tarda tanto tiempo en dar una vuelta sobre sí mismo como en completar una órbita alrededor del planeta. Por ese motivo siempre vemos la misma cara.

Sin embargo, la Tierra no está en acoplamiento de marea con la Luna. La gravedad que ejerce sobre nuestro planeta es mucho más pequeña y eso hace que el proceso sea mucho más lento. La atracción gravitatoria de la Luna deforma la superficie del planeta.

No sólo de los océanos, si no también de la parte sólida. Así que se crean dos protuberancias en el ecuador. Una de ellas siempre apunta a la Luna, mientras la otra se encuentra en el extremo opuesto del planeta.

El efecto de acoplamiento de marea

Por la rotación de la Tierra, esta protuberancia gravitacional siempre está ligeramente por delante de la Luna. Parte de la energía de la rotación de la Tierra se transfiere a esa protuberancia por medio de la fricción. Así que se sigue moviendo hacia delante, siempre por delante del satélite. A su vez, la protuberancia también le da una pequeña cantidad de energía a la Luna.

Provocando que se mueva a una órbita más alejada y, al mismo tiempo, que su velocidad orbital se reduzca. Puede parecer contradictorio, pero cuanto más lejos está la Luna, más lentamente recorre su órbita.

Crédito: Wikimedia Commons/AndrewBuck

En este momento es posible que otra pregunta te esté cruzando la cabeza. ¿Podría llegar la Luna a escapar de la influencia gravitacional de la Tierra? Es decir, si se está alejando constantemente, por poco que sea al año, podría llegar un momento en el que esté tan lejos que deje de girar alrededor del planeta, ¿no?. No es una pregunta descabellada, ni mucho menos. De hecho, si sucediese, la Luna pasaría a orbitar alrededor del Sol.

Con el paso del tiempo, llegará un momento en el que la Luna estará tan lejos que su influencia gravitatoria sobre la Tierra será mínima. Este efecto dejará de suceder y nuestro satélite dejará de alejarse. En ese momento, planeta y satélite estarán en rotación síncrona. Es decir, la Tierra tardará tanto en dar una vuelta sobre sí misma como la Luna en completar su órbita. Eso implica que sólo será visible desde un hemisferio del planeta, pero la Luna nunca llegará a escapar de la influencia de la Tierra.

Un escenario por el que no hay que preocuparse

Es difícil saber qué consecuencias podría tener para la vida que la Luna esté mucho más lejos. Sabemos que tiene una función estabilizadora del eje de rotación de nuestro planeta. Sin su presencia, es muy posible que tuviésemos estaciones con duraciones mucho más irregulares, o con cambios de temperatura mucho más extremos. Los humanos sabemos adaptarnos a esos cambios y es posible que nos pudiésemos adaptar. Pero muchos animales, seguramente, no serían capaces de hacerlo.

Crédito: John Brimacombe

Sin embargo, mucho antes de que lleguemos a ese escenario, en unos 5.000 millones de años, el Sol llegará al final de su fase de secuencia principal. Es decir, terminará su etapa estable y se convertirá en una gigante roja. En ese momento, su tamaño aumentará hasta alcanzar la órbita de la Tierra. No tenemos muy claro qué sucederá después. En algunas simulaciones, la Tierra y la Luna serán destruidos por nuestra estrella, mientras que en otros se salvarán por poco.

Lo que sí está claro, es que mucho antes de que llegue ese momento, nuestro planeta ya no será habitable. Si la Humanidad sobrevive, quizá nuestros lejanos descendientes puedan ver con sus propios ojos cuál de nuestras hipótesis era la correcta desde la comodidad de su nuevo hogar en algún otro objeto del Sistema Solar. Como, por ejemplo, alguno de los satélites de Júpiter o Saturno…

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